Nos brinda soluciones y es una gran amiga a la hora de achicar gastos. Por eso decimos que la conservadora es la mejor aliada del verano y la playa. Sin dudas.

La conservadora portátil es uno de los accesorios más funcionales durante el verano y por qué no, el resto del año.

Es capaz de mantener herméticamente la conservación y la temperatura de los alimentos y bebidas, lo que la convierte en aliada perfecta del tiempo al aire libre en días de calor.

Este genial invento fue mutando con el paso del tiempo y hoy en día encontramos gran variedad de tamaños, modelos y hasta conservadoras con rueditas para movilizarnos sin esfuerzo. Todos sabemos lo tedioso que es llevar la conservadora cargada entre la arena de la playa. Un duro pero valioso sacrificio.

Pero el diseño no fue el único aspecto que evolucionó, también lo hicieron sus prestaciones y materiales, lo que les da mayor durabilidad y eficacia.

Estas “heladeritas” sumaron usos por lo que son infaltables en las playas, pero también en la pileta, en un picnic en la plaza y hasta en un asado en la terraza. Son una heladera pequeña o no tanto, siempre a disposición.

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Los usuarios de conservadoras

Inicialmente, las conservadoras solían desempeñar un rol importante en las vacaciones familiares o en los campamentos. Hoy son los grupos de jóvenes los que le dan más uso.

Este universo se amplió gracias a sus usos y ventajas: son prácticas, suelen ser livianas, ayudan a ahorrar, algunas sirven como asiento o mesa y las hay hasta con ruedas que se deslizan como si nada.

Todos listos. Ok.

Nos vamos a la playa, a pasar el día. Y todo tiene que entrar en la conservadora.

Para algunos será imposible. Pero no. Aquí una importante ayuda.

Cómo organizar la conservadora

La conservadora en la playa no puede faltar, pero debemos ser ordenados en la carga y optimizar así sus bondades.

Es claro que conservará todo fresco y en buenas condiciones, pero hay buenos trucos para organizar su interior y sacarle máximo partido:

1.- La conservadora debe ser lo más grande posible, dentro de las comodidades de movilidad y diseño. Deberemos colocar todo sin que se aplaste o mezcle. Eso sería un desastre y un desperdicio.

2.- No coloquemos comida ni bebida caliente. La conservadora conserva, pero no enfría como una heladera. Se recomienda preparar los alimentos la noche anterior y dejarlos en la heladera. Antes de ir a la playa, directo a la conservadora.

3.- Si la bebida va en botellas, en lo posible colocarlas abajo, para que no aplasten la comida.

4.- La comida, mejor colocarla en recipientes cerrados o envuelta en plásticos. Esto la aislara del hielo y a su vez la mantendrá fría.

5.- Prueba del tacto. No esperemos a comer o beber cuando el hielo se derrita. Siempre antes. La señal es que estén frescos al tacto. No falla.

6.- No abramos a cada rato la conservadora. Esto implica una gran pérdida de la cadena del frío y un derroche de la temperatura lograda en el interior.

7.- Si fuera posible, disponer una conservadora para la bebida y otra para la comida. En la playa se consume mucho líquido y se abre mucho la conservadora. Habiendo dos, la de la comida permanece intacta.

8.- La conservadora siempre a la sombra. Al llegar a la playa, ubiquémosla bajo la sombrilla o cubierta del sol.

9.- Por último, comer y beber en la playa genera desperdicios. Llevemos siempre bolsas de plástico para recoger nuestra basura, dejando la playa limpia y siendo responsables con el medio ambiente.

Llega el verano, el calor y la playa nos llama. Ese llamado nos da sed y reclama frescura.
Por eso, no hay vacaciones o escapada a la arena sin nuestra conservadora.