Son tiempos raros, pandémicos, donde la interacción se da a través de Internet y a distancia. Hay que administrar los tiempos de los niños frente a las pantallas.

Toda la tecnología tiene sentido si se le da pleno uso o si nos da respuesta a una demanda concreta. Esto claramente hace tiempo que ocurre, y en crecimiento.

En los tiempos de pandemia, gracias a Internet, se achican distancias, tanto desde lo social y lo académico como en lo laboral. Pero sumemos también el rol fundamental que tiene desde lo lúdico, el esparcimiento y el ocio.

No hace falta detallar lo fundamental que ha sido Netflix, Amazon Prime, Disney+ o el recién llegado Paramount en tiempos de coronavirus.

El tema es que no nos lleve las 24 horas de atención esa pantalla. A los peques tampoco.

Es importante destacar que cuando hablamos de pantallas, nos referimos a SmartTV, Tablet, PC o Smartphone, es decir, atractivas plataformas de entretenimiento e interacción.

Lo cierto es que los especialistas recomiendan dosificar los tiempos de los chicos frente a las pantallas, pero no de manera restrictiva, sino incentivando y animando a los padres e hijos a promover hábitos saludables, incluso en las horas de ocio.

Cada familia establece su plan personalizado de consumo de pantallas. A los padres se les recomienda velar por las horas de sueño del peque, que debe dormir entre 9 y 12 horas, dependiendo de la edad. Si el niño está escolarizado, no debería dormir menos de 8 horas por día, atentos a la exigencia que conllevan los tiempos de alimentación, deberes, actividad física, higiene y un buen tiempo, en cantidad y calidad, para compartir en familia.

Con estas referencias, el tiempo de esparcimiento frente a las pantallas debería estar siempre supeditado al resto de tareas y obligaciones, sin sacrificar horas de sueño.

Niños y pantallas: ¿ya es hora de que tenga una Tablet?

Qué recomiendan los expertos

Especialistas en pediatría de Estados Unidos, recomiendan un control del “screen time” o tiempo de pantallas en los peques. Plantean:

– Hasta los 2 años, sin pantallas.

– De 2 a 5 años, 1 hora o menos por día.

– De 7 a 12, algo más de 1 hora, con control de adultos sobre los contenidos.

– Entre 12 y 15 años, casi 2 horas por día, con vigilancia en la interacción de redes sociales.

– Mayores de 16, 2 horas, pero no desde las habitaciones, ya que podría interferir en la calidad de sueño.

Esto es lo que se plantea como recomendación, pero es sabido que desde la práctica y en tiempo de pandemia, es de difícil a imposible.

Lo más importante es que las pantallas no interfieran en la vida normal de los niños, el tiempo en familia, el ejercicio o las horas de sueño.

De ahí en más, cada casa es un mundo, y cada mundo tiene sus reglas.

Desde el perfil más saludable, hay lugares y horarios que no son recomendados para que los chicos estén conectados. Por ejemplo:

– Alejar los Smartphone o pantallas una hora antes de dormir.

– No utilizar Tablet o celular a la hora de comer.

– Pautar tiempos en familia, tiempos en cantidad y calidad. Se suele utilizar como un pacto, donde hay que “desconectarse” sí o sí. Si los peques se prenden, podríamos utilizar un sistema de premios y prendas por cumplir o no la regla.

– Pantallas lejos en las horas de tarea escolar.

– Sin celulares mientras se va por la calle. Por los accidentes, las roturas o posibles robos.

– En el auto, solo para entretener viajes.

Hablemos de los contenidos

Algunos controles sobre los contenidos podrían evitar que los chicos pasen un momento desagradable frente a las pantallas.

Es recomendable que los padres estemos atentos sobre lo que se puedan descargar de la web. En algunos casos, dependiendo de la edad, no permitir descargas sin la autorización de uno de los padres. Es posible que los mayores tengamos que informarnos previamente sobre juegos, aplicaciones y contenidos a los que los peques quieren acceder.

Una buena idea: mirar juntos.

Compartir contenidos televisivos o de plataformas de streaming entre padres e hijos, promueve la interacción, la complicidad, el intercambio, la discusión, el aprendizaje y la diversión.

Si vamos a los videojuegos, aquí los chichos suelen ser los expertos. Es muy sano y entretenido dejar que los hijos nos enseñen. Luego comenzarán los desafíos y las horas de entretenimiento compartido.

Pasando tiempos de pantallas con ellos, podemos enseñarles desde el estímulo visual, lo que está bien o mal, consecuencias de las acciones, los modos de comunicación y las realidades del mundo.

Además, también es una buena forma de informarlos y abastecerlos de las consecuencias del acoso cibernético, qué hacer cuando se es víctima o se reconoce en terceros, y actuar en efecto.

Por último y muy importante, es no imponer, sino explicar los porqués de las normas, las contras y las ventajas. Desde allí, inculcar buenos hábitos de consumo de pantalla, no para que les teman, sino para que sean conscientes.